Sri Lanka se enfrenta a la mayor catástrofe medioambiental de su historia
Sri, Lanka, 8 de junio de 2021 (Agencias).- La mayor catástrofe ecológica de la historia de Sri Lanka tiene una parte visible. Tres mil millones de bolas de poliestireno han sido vertidas por el carguero X-press Pearl y no paran de llegar a las playas. Cientos de soldados las retiran con palas. “Pero por la mañana vuelve a estar igual”, según confiesa uno de los cincuenta mil pescadores –la mayoría católicos– obligados a permanecer en tierra en localidades como Negombo, la más afectada.
Pero hay una parte todavía invisible –en 81 contenedores de productos altamente tóxicos– cuyas consecuencias podrían ser no menos duraderas y devastadoras para la fauna y la cadena alimentaria. “El mar se ha convertido en una sopa química” –afirma un experto– con presencia de sosa cáustica, lubricantes y posiblemente plomo y mercurio.
En las proximidades del barco, la vida marina se ha desintegrado por el vertido de ácido. Ahora, pese al confinamiento, Sri Lanka se moviliza para evitar que a la marea de plástico le siga una marea negra. Según los submarinistas de momento no hay fuga de las 350 toneladas de combustible. Se toman medidas para su contención, si no han ardido.
El X-press Pearl , de 180 metros de eslora, se ha ido a pique, después de arder durante dos semanas, apenas tres meses después de ser botado. La popa ha tocado fondo, a veintiún metros, impidiendo el arrastre.
Mientras tanto, la investigación empieza a reunir el puzle, con la ayuda de la compañía, X-press Feeders, que es la mayor del mundo en su ramo y está asegurada en Reino Unido, que ayer por cierto reintroducía a Sri Lanka en su lista roja del coronavirus.
Según la empresa, la tripulación detectó el 11 de mayo una fuga en un contenedor de ácido nítrico, tras dejar Dubái. Pero los puertos de Qatar, primero, y Surat después –en India– donde cargó y descargó, dijeron no contar con medios para solucionarlo.
Esta fuga no habría sido declarada en Sri Lanka, según fuentes cingalesas. Mientras el barco, de retorno a Singapur, se encontraba anclado cerca de Colombo, a la espera de recibir luz verde para entrar en su puerto, lanzó el SOS.
Ese mismo 20 de mayo, el puerto de Colombo era el foco de atención en el país porque el Parlamento votaba –y aprobaba– la ley que crea allí su primera zona franca de servicios. Básicamente cede a China las 269 hectáreas de Colombo Port City, ganadas al mar por empresas chinas.
El día anterior, el cardenal Malcolm Rajnith y el monje Elle Gunawans Thero dieron una rueda de prensa conjunta pidiendo que se aplazara el voto. “Se va a convertir en una provincia china”, vaticinó el primero. El segundo tampoco habló de Buda: “Todo es geopolítica. A un lado China. Al otro, India y EE.UU.”.
Las Maldivas, las Nicobar y las Laquedivas se están tensando por el mismo hilo de seda. Sri Lanka, que hace 40 años, soñaba con ser otro Singapur, ve como un barco de esa bandera le para el reloj.