Usar a niñas y niños como moneda de cambio es mezquino y cobarde
-Sólo una mente enferma puede poner en riesgo a las familias para lograr fines políticos
-A “Huacho” Díaz y sus operadores les da los mismo manipular a jubilados y pensionados que boicotear festejos infantiles
Mérida, Yucatán, 30 de diciembre de 2019.- Pretender usar una fiesta dedicada a las niñas y niños como lugar para hacer una protesta política es lo más mezquino y cobarde que se puede hacer y pone de manifiesto la bajeza moral de quienes lo organizan y operan, pues se arriesga la seguridad de las y los infantes, quienes son usados como moneda de cambio.
Esta es la opinión de todos aquellos que han manifestado su rechazo a la pretensión de boicotear la fiesta de fin de año que se ha organizado en los bajos del Palacio de Gobierno. Este boicot es orquestado por “Huacho” Díaz Mena y operado por sus lacayos Gustavo Rodríguez Calderón, Jesús González Cupul y Guillermo Barrera Fernández
Estos tres alborotadores están llamando a los jubilados y pensionados del Isstey a manifestarse el martes 31, a las 9:30 horas en los bajos del Palacio de Gobierno, mismo lugar y hora donde se ha invitado a niñas y niños a celebrar en un ambiente familiar el adiós al 2019 y la bienvenida al nuevo año.
Es increíble que estos tres sujetos pretendan usar una celebración de este tamaño para presionar al gobierno estatal en un asunto de carácter laboral y jurídico, al que buscan darle un cariz político a fin de llevar agua a su molino creando un ambiente de tensión, sin importarles el bienestar de niñas y niños.
Estas acciones ponen de manifiesto la bajeza moral de “Huacho” Díaz Mena, un chapulín de la política, corrupto delegado federal que usa programas y apoyos para su lucimiento personal y que desde su llegada al partido Morena sólo intenta hacerse del control para colocar a sus allegados en puestos y cargos con miras a las elecciones del 2021, cuando elegirá diputados locales, federales y alcaldes.
Enfermo de poder, no ha dudado en hacer lo que sea para cumplir sus ambiciones. El engaño, la manipulación, el oportunismo y el chantaje son las armas que suele utilizar para trepar políticamente. La venta fraudulenta de leche, el uso ilegal de manglares, el chantaje electoral, la venta de votos al mejor postor y ahora el uso de niñas y niños como moneda de cambio sólo evidencian su patología.
Ya lo hicieron con los jubilados y pensionados del Isstey al usarlos como pretexto para alborotar y sacar raja, pero ahora llegan al colmo de la mezquindad y cobardía al usar a menores de edad y boicotear una celebración de carácter universal y de tan marcada de transcendencia social para chantajear y presionar.