La lava se desborda y sepulta parte del cementerio de Las Manchas
Islas Canarias, 26 de noviembre de 2021 (Agencias).- Los palmeros sufrieron hoy un nuevo golpe en su estado de ánimo después de que el desborde de una de las coladas provocara que la lava tocara y empezara sepultar parte del cementerio de Las Manchas, donde hay enterradas cerca de 3.700 personas. Este camposanto pertenece al municipio de Los Llanos de Aridane y permanecía cerrado desde el inicio de la erupción. Muchas personas habían solicitado al ayuntamiento exhumar a sus seres queridos y enterrarlos en otro cementerio que estuviera a salvo de la lava, pero no se ha dado el permiso.
En las últimas semanas la lava se aproximó a él pero permanecía a salvo gracias a la montaña de Cogote, un antiguo cono volcánico, que la retenía. Los aportes de las últimas horas han provocado un desbordamiento de la colada 10 y generado esta una nueva ramificación que ha llegado al cementerio, en el que se encuentra el único horno crematorio que hay en la isla y que ha visto afectado por la lava.
Desde el 19 de septiembre no se estaban realizando incineraciones en la isla. Los palmeros que optaban por esta modalidad tenían que ir a Tenerife lo que llega a triplicar su precio, así que en los últimos 66 días casi todos los fallecidos en la isla han recibido sepultura. “La gente está destrozada sentimental y emocionalmente”, reconoce el sacerdote de Todoque, Alberto Hernández, que en la mañana de hoy y a medida que corría la información de que el cementerio de Las Manchas había sido tocado por la lava no ha dejado de recibir mensajes para confirmar la “triste noticia”.
Hernández asegura que las personas con seres queridos enterrados en La Manchas sabían desde hacía semanas que había una posibilidad de que esto sucediera. Según señala, desde el día 1 de noviembre y con la celebración del Día de Todos los Santos, que no se pudo ir al cementerio, “se hicieron a la idea” de lo que podía venir.
“Hay mucho dolor pero el mensaje que les doy es que los restos biológicos que están enterrados no van a sufrir por la lava. Ya están sepultados. Lo importante no es el cementerio sino el recuerdo que tenemos de ellos. Los difuntos están en nuestra memoria, en nuestro corazón, en el legado que nos dejaron”, indica el párroco de Todoque.
Según apunta, los restos de los seres queridos enterrados tienen valor sentimental pero no hay que sufrir porque les haya alcanzado la lava. “Es doloroso pero es algo que no podemos cambiar”, indica.
El director técnico del Plan de Prevención del Riesgo Volcánico (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, mostró ayer su preocupación por el avance de esta nueva colada, que avanza hacia el sur de La Laguna y que amenaza una zona muy poblada. Además, está a punto de entrar en una zona de pendiente lo que le podría llevar a acelerar su paso, que se ha ralentizado por la mañana al adquirir viscosidad con la ceniza que encuentra en su camino.
Hasta la fecha son casi 1.500 las edificaciones afectadas y de las que casi 1.200 son viviendas. 2.169 personas han perdido su casa bajo la lava. Las hectáreas afectadas supera las 1.100 y el perímetro se aproxima a los 52 kilómetros.
En cuanto a la evolución del volcán, ayer se registró un incremento de la emisión de lava durante la mañana mientras que las de dióxido de azufre siguen siendo elevadas –entre las 1.000 y las 29.999 toneladas diarias-, si bien la tendencia sigue siendo descendente desde el pasado 23 de septiembre cuando se superaron las 53.000 toneladas, según indicó la directora del Observatorio Geofísico del Instituto Geográfico Nacional (IGN), Carmen López. El tremor está bajo y estable y en las últimas horas se ha reducido la sismicidad profunda e intermedia.
La preocupación en la isla ahora es la previsión de lluvias en las próximas horas que podrían alcanzar los 15 litros por metro cuadrado en una hora en el Valle de Aridane. El consejo es evitar las zonas de cauce porque el agua podría arrastrar la ceniza y provocar escorrentías además de laderas, en donde pueden producirse derrumbes.
También podría haber riesgo para la conducción porque la lluvia y la ceniza es muy resbaladiza y para los tejados de las viviendas, ya que la ceniza con el agua adquiere peso y podría provocar su colapso.