Once diputados del Congreso del Estado le fallan a los yucatecos en el momento más difícil
-Con el rechazo al plan para reactivar la economía varios legisladores condenan al desempleo a miles de familias
Mérida, Yucatán, 21 de mayo de 2020.- Sin importarles los graves problemas económicos por los que atraviesan miles de familias y dejándolas a la deriva en medio de la inédita crisis causada por la pandemia de coronavirus, once diputadas y diputados del Congreso del Estado decidieron rechazar el plan de rescate económico y la creación de 30 mil empleos.
Sin duda, pudieron más las ambiciones electorales, los prejuicios políticos, las consignas ideológicas partidistas y los miedos mediocres que el clamor de la ciudadanía y de los sectores productivos generadores de empleos que pedían aprobar dicho plan, con el cual se buscaba reactivar la dinámica económica, la recuperación de empleos y la construcción y habilitación de infraestructura pública y productiva.
Las y los diputados que prefirieron ceder a sus intereses personales y políticos son Felipe Cervera Hernández, María Teresa Moisés Escalante, Marcos Rodríguez Ruz; Martín Enrique Castillo Ruz, Lizzete Janice Escobedo Salazar y Karla Franco Blanco, del PRI; Miguel Edmundo Candila Noh, Luis Hermelindo Loeza Pacheco, Leticia Gabriela Euán Mis y Fátima Perera Salazar, de Morena y Mario Cuevas Mena, del PRD.
Era el momento de ver de qué lado estaban las legisladoras y los legisladores. Era el momento de ver si se unían a la lucha del pueblo para salir adelante o se acomodaban en sus curules para ver, de lejos, la desgracia de las familias yucatecas. Optaron por ser meros espectadores, eso sí, muy bien pagados espectadores que cada quincena reciben su jugoso salario en su cuenta bancaria.
Fueron ciegos ante la enorme crisis económica y social que ya se desborda y sordos ante el llamado para dar una respuesta efectiva, pronta y segura a los miles de desempleados y miles de empresarios grandes y pequeños que son generadores de los empleos que se necesitan.
Pero ya llegará el momento en que a la ciudadanía le toque ser ciega y sorda a las peticiones de voto de esas diputadas y diputados y de sus partidos cuando con cara de buenas personas toquen a la puerta de las familias en desgracia. Que no se atrevan, porque el pueblo no tiene mala memoria y ya le llegará su hora de cobrarse.